Dinero...

Érase una vez... Un cuento infinito, con muchas partes que contar. Para entenderlo tendremos que centrarnos en un país concreto, un país sumido en el capitalismo, donde la ley del más rico terminaba siendo la impuesta, no importaban ni la ética ni la moral porque las leyes se hacían a medida del más rico, del más poderoso. Para evitar confusiones le pondremos nombre, España.
Éste cuento no pretende diferenciar entre colores, ni bandos, únicamente demostrará la injusta importancia del dinero en un Estado ilícito y corrupto.
La fábula de hoy tuvo lugar tres años atrás, cuando Fernando Grande-Marlaska, juez de la Audiencia Nacional condenó al ex parlamentario de Batasuna, Arnaldo Otegui, a ingresar en una prisión madrileña. Como era de imaginar, esa condena era negociable por el módico precio de 400.000 euros, cantidad que no poseía, pero que el grupo empresarial Mondragón no dudó en cederle. Así pues Arnaldo Otegui nunca llegó a ingresar en prisión gracias al dinero pagado por mucho españoles al comprar o colaborar con empresas como: Eroski, Irizar, Orbea o Fagor.
De este cuento podemos sacar dos conclusiones claras: Siempre el dinero ganará a la ley, dentro de un sistema capitalista, los menos afortunados nunca tendrán esa opción y pagarán todas sus penas, por leves que sean. Por otro lado comprobamos como juegan las empresas (capitalistas) con su dinero, con nuestro dinero, para seguir favoreciendo a los menos indicados…
Y todo esto no viene porque sí, en la segunda parte continuará…

Una nueva andadura

Érase una vez... una jóven con sueños y ambiciones que quiso sacar adelante un blog. Muchos fueron los intentos, pero ninguno de ellos logró tener éxito. Todo cambió cuando ella comprendió que, una forma original de mantener un blog era narrar la realidad, transmitir la informacion deseada a los lectores de manera simple y divertida. De este modo la conexión es más rápida y el interés mayor. Así pues surgió éste blog, lleno de cuentos actuales narrados desde el interior de sus pensamientos. Pensamientos subjetivos de hechos subjetivos, otro punto de vista sobre el día a día. Su punto de vista.
Y como es de suponer no pondremos punto y final, solo punto y aparte para empezar con el cuento de verdad, el que nos interesa.